Voy a contaros otra de mis aburridas historias, aunque por suerte o por desgracia hoy si que tengo algo nuevo que decir y es que he visto a alguien que todos vosotros conocéis y el reencuentro ha sido de lo más gracioso, pero esa historia la retomaré más adelante, cuando os haya contado otras cosas.
La primera cosa que tengo que contar es que como ya anticipé en el blog de nuestro doctor a la vasca, la semana que viene voy a estar cerca de sus dominios y con casi total seguridad cuando él venga a Vigo, yo estaré allí.
Por raro que os parezca aún no sé ni como voy a ir a allí, ni que día voy a ir, ya que mi novia no se da aclarado de una vez, lo único que sé con total seguridad, es que si voy vuelvo el Domingo para Vigo, lo cual es mejor que nada, aunque desearía tener muchos más datos.
En otro orden de cosas, me gustaría saber si este veranito la gentuza que esté en Vigo, tiene en mente jugar partiditos a menudo, ya que mi traumatólogo me ha comunicado que aunque mi rodilla está hecha una mierda, debo de hacer vida normal y me viene bastante bien el hacer ejercicio, porque me estoy poniendo como un tonel.
Lo de mi rodilla es delicado, el hombre me ha dicho tantas cosas que en mis palabras intentaré resumir lo que me ha dicho. En principio el problema gordo viene desde la fase de crecimiento, teniendo andas rotulas desplazadas y en concreto la rodilla de la que me quejaba tengo la rótula demasiado plana, con una arista en la punta de la rótula, que según me ha contado es la causante del estropicio creado en los tendones rotulianos que están muy adelgazados y uno en concreto esta casi desaparecido. El buen hombre me ha recetado un fármaco para la regeneración del tejido de los tendones o algo así creo que me dijo. El fármaco se llama Hespercorbin (Sulfato de glucosalina), del que solo puedo decir que es de la misma casa que el Espidifen, pero a diferencia de este último sabe asqueroso y además suele producir cagadera.
Ahora paso a relataros la historia que sucedió hoy mismo, aunque es algo muy breve.
Estaba yo nadando en mi playa (mucha gente critica que diga ?mi playa?, pero es que por motivos históricos así la siento) y cuando ya estaba yo bastante lejos de la orilla miro para la orilla y veo a un tipo (le llamaremos X) que también estaba nadando pero bastante más cerca de la orilla y es cuando surge esa conversación de alto contenido.
X dice: ¡¡Gulías!!
Yo digo: Joder no te había reconocido.
X dice: Yo tampoco, pero ahora sí.
Y así remato esta breve pero interesante conversación, yo seguí nadando aún más lejos de la orilla y cuando volví no lo vi. Sé que igual debería de haberme acercado para hablar más con él, pero estaba con un amigo y tampoco lo vi con demasiadas ganas de hablar y estaba con un amigo rarito de melenas, raro en el sentido de raro de verdad, ya que se le daba por hacer volteretas hacia delante y hacia atrás todo el rato y a mi me parece que era mayorcito para hacer esa clase de cosas. Además también podía haberse acercado él, si es que tenía ganas de hablar.
Por cierto X = Julito y hacía años que no lo veía ni de lejos, aunque espero verlo en otras condiciones más propicias para entablar una conversación, que a unos 300 m de la orilla.
Por cierto si no fui muy preciso al hablar de lo de la rodilla, es porque no tengo ni idea de medicina o por lo menos no soy ningún experto, pero espero que se entendiese lo que quería comunicar en esencia.